viernes, marzo 17, 2006

El Opus Dei y las mortificaciones sangrientas

En el reciente trailer de Sony Columbia sobre la película El Código Da Vinci, el director no duda en hacer resaltar a un malvado Silas dándose azotes sangrientos en la espalda. Y Dan Brown en su libro El Código Da Vinci, no escatima repeticiones del sangriento cilicio que tiene Silas día y noche amarrado al muslo, hasta hacerlo sangrar.

Entonces, ¿utilizan sí o no los fieles del Opus Dei cilicio y disciplina?

La respuesta es: no todos, no siempre, no tales.

Como todos los cristianos, los miembros del Opus Dei buscan ofrecer pequeñas mortificaciones para unirse al sacrificio de Cristo en la Cruz. Por ejemplo, actualmente estamos viviendo el tiempo de Cuaresma, que recuerda los 40 días que estuvo Jesús en el desierto antes de su vida pública, tiempo durante el cual la Iglesia invita a ofrecer mortificaciones y hacer penitencia, para preparase para la Semana Santa.

Me gustaría preguntar si usted sabe que la Iglesia recomienda ayunar el miércoles de ceniza y si ha seguido esa práctica piadosa, el pasado 1 de marzo. Si no le suena mucho eso del ayuno, a lo mejor le sonará la recomendación de abstenerse de comer carne los viernes de cuaresma, como por ejemplo hoy. Si eso tampoco le suena, me temo que mucho menos le sonará lo que es un cilicio o una disciplina, al menos no hasta antes de leer la versión deformada que ofrece Dan Brown.

Por lo general las mortificaciones de los fieles del Opus Dei se viven en lo ordinario: es decir, en las comidas o bebidas, en las relaciones con los demás, en el trabajo, en el carácter, etc.

Los miembros célibes del Opus Dei utilizan también penitencias tradicionales en la Iglesia, como el cilicio y las disciplinas. El Opus Dei no ha inventado esas mortificaciones. Pertenecen a la tradición milenaria de la Iglesia.

El Opus Dei no es la única institución que utiliza esas prácticas de mortificación. Por el contrario el cilicio y disciplinas usados en el Opus Dei, son más bien de pequeña envergadura, adecuados a su condición de gente corriente, y se usan por poco tiempo. Quienes desean tener una experiencia penitencial más intensa puede recurrir a cilicios o disciplinas más consistentes.

Esa penitencia no hace mal a la salud. Sí lo hace el exceso de alcohol, o de colesterol, o la pereza, o las drogas, etc.

Pienso que la ocasión es propicia para recomendar la mortificación como medio de sólido progreso espiritual.

Aprovecho también para recomendar el reciente website de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos sobre los temas tocados en el Código Da Vinci.